En este nuevo reportaje de su blog favorito la escritora de cabecera- osea yo- deja de hablar un rato de si misma y se sumerge en el mundo pachanguero, reguetonero, blinblinero, villero de la juventud sub 18 del two thousand and eight.
Bueno, debo ser honesta, estuvo de cumpleaños una amiga y se celebraría en un antro de perdición. La misión era clara, sobrevivir al tedio y a las melodías estridentes que incitan a la chiquillada a juntar sus cuerpos, en cuan acto de copulación. Con la cumpleañera comentabamos la manera en que la gente se movía, la música, el calor, etc, cuando surgió la idea de documentar esta única (única en todo su sentido, porque no se volverá a repetir y porque era la primera vez que pisaba un boliche de estos) experiencia.
A la entrada ya era todo raro, mucha gente "normal" haciendo cola, el infaltable guardia que te pide el carnet o la credencial de la u. Más adelante la guardia femenina que te revisa el bolso y... ¡Eeeeeeeeey! toca mi infartante anatomía (cuek) en busca de resquisios de alcohol. Tercera vaya la boletería, osea más encima te cobran por entrar, ¿Qué peor?.
Una vez pasados todos los obstáculos llegas a la dancefloor, lugar donde la magia sucede. Debo confesar que tenía curiosidad de observar como las personas de este ambiente se desenvolvían, la interacción cazador-presa y el rito del cortejo. No me dejó de sorprender el gran número de individuos para tan reducido espacio y el como las mujeres bailaban enagenadas, mostrando sus mejores atuendos, movimientos y maquillaje para atraer al sexo opuesto.
Los ritmos tropicales con gusto boricua no son lo mío claramente, soy más tiesa que Rony dance, pero eso es otro cuento, es por eso que me pasé toda la fiesta en una esquina con un vaso en mi mano, esperando curarme, digo juntando valor, para tratar de mover el esqueleto y fundirme con la muchedumbre. Tanto esperar me sirvió para notar el rito del cortejo el que se reduce a:
1- ¿Hola quieres bailar?. 2- Lisonja por parte del macho. 3- Acercamiento. 4- Ósculo para cerrar el rito. 5- Intercambio de teléfonos, msn, para no ser descortés o promiscuo.
Rito efectivo, la pareja va al grano y punto. Estos niños no pierden el tiempo, que va con las galanterías o con esperar a la dama a que este preparada, saben muy bien el valor del tiempo y a decir verdad, lo que menos hacen es perderlo.
Nunca pude llegar al coma etílico, el que me permitiría sacar mi personalidad y danzar al ritmo de Gilda, lástima por mí, me perdí tremendos galanes. Cuando estaba apoyada frente a un poste esperando a la Fran, aparece un hombre que me saca a bailar, no correspondía a mi tipo de hombre así que le digo que ando en busca de una amiga y huyo raudamente.
Cuando se deambula por lugares así, lo menos que quieres es encontrarte con personas que te conocen, pero no falta la compañera de colegio que no veías desde la fiesta de graduación que te saluda en el baño y te pregunta por tu vida y además te dice " ¿Tú, aquí?, ¡No lo creo!". No queda otra que reír nerviosamente y retirarse Ipsofacto.
La aventura termina cuando tu sonrisa se esfuma y comienzas a tener una expresión de aburrimento, es mejor salir e interiorizar todo lo que hiciste, reir del lugar en que estuviste, los rituales que viste y de cómo alguna vez dijiste que nunca pisarías un antro como ese, pero ahí estuviste.
En fín, juzgue usted, dicen que en la diversidad está el gusto.
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