martes, 3 de mayo de 2011

Mujer moderna

Siempre me he preguntado, ¿Qué hubiese sido de mi vida de haber nacido hombre?. Me imaginaba haciendo de todo: llegando a la luna, trazando planos, dirigiendo gente, todo era posible. Y es que a los hombres se les educa para ser ganadores, sin esa maldita culpabilidad y aislados de los cánones de perfección que la sociedad le impone a las mujeres.  A nosotras por el contrario, nos educan para ser aquella que cuida de los demás más que de ella misma, esa que cuando todos almuerzan se dedica a servir al resto y deja lo que queda para ella. Esa que pregunta por los demás sin esperar un "y tú" de vuelta y por si fuera poco, se nos presiona para ser bonitas, esbeltas y coquetas, de lo contrario; hay de ti y tu destino de pobre solterona.

Pero, ¿Qué pasa con nosotras en los tiempos modernos?. A parte del estereotipo de mujer que la sociedad en su inconsciente colectivo tiene y trata de imponer a través de la socialización primaria, se nos agrega otra gran responsabilidad que hasta hace unas décadas estaba solo reservada para los hombres: el éxito profesional. Nosotras, mujeres de la era de la globalización, el consumismo y las redes sociales tenemos la obligación de ser personas letradas, altamente especializadas y por ende, alcanzar la cúspide en la pirámide de jerarquía dentro del lugar donde trabajamos y todo por una remuneración menor que la de nuestros pares del sexo opuesto. Todo esto y más con una sonrisa en la cara, siempre dispuestas a cooperar.

Ahora, no todo es trabajo, éxito y linda imagen, no hay que dejar de lado el amor. Mal concepto que nos condena a ser unas débiles entregadas a Eros. No se a ustedes, pero mi mamá siempre fue de la idea de que yo tenía que buscar al hombre ideal, casarme, tener hijos y en consecuencia ser feliz, pero todo después de estudiar, porque no quería que fuera una fracasada que depende del sustento de otro. Obvio, ella quería que su hija estuviera a la par. En cambio, mi querido padre siempre me dijo -y creo que sigo su estilo, bueno no siempre- que nunca se pasen de listos contigo, siempre pon la cabeza por delante y el corazón atrás. 

Ahora que lo pienso bien, no estaba tan equivocada en querer ser hombre.

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