lunes, 15 de noviembre de 2010

14 de Noviembre



Ni en mis sueños más locos imaginé que los vería en vivo acá. Siempre me pensé en otras partes, rodeada de frío y miles bufandas, como debe ser. Pero que vinieran debía ser raro, así como que vinieran en pleno verano y aún así me transportaran al invierno, esa estación tan linda que me hace más feliz que ninguna.

Ansiar el momento, hecho. Gritar como desquiciada, hecho. Cantar como loca, hecho. Belle and Sebastian llenó mi alma, aunque suene cursi, me hizo y me hace feliz. Todo en ellos, musicalmente hablando, es perfecto. Lo de ayer no fue menos, momentos que quedarán en mi cabeza por seguro -a menos que me alzheimer- canciones interpretadas con cariño, producto de la intimidad que se generó entre ellos y el público.

De seguro lo que escribo no tiene una letra de objetividad, porque lo hago desde la tribuna del fan, ese que espera con ansias el invierno para poner Belle and Sebastian en su reproductor haciendo que los inviernos se vuelvan más tibios.

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